La responsabilidad, como casi todo lo que nos rodea, en su justa medida es adecuada y funcional. Sin embargo, ¿qué pasa cuando supera los límites que son tolerables para nosotros o cuando nos exige más de lo que podemos dar? Cuando esto ocurre surge en nosotros la culpa, la ansiedad, los debería, los tengo que y es aquí cuando nos toca actuar.
Si pensamos que somos responsables de lo que podemos hacer y de lo que podemos controlar, entonces, en el momento en el que intente hacer algo que no está en mi mano será cuando empiecen a aflorar estas emociones desagradables. Si me diera cuenta de que mi responsabilidad llega hasta dónde puedo abarcar no sería esclavo de la ansiedad. Si me diera cuenta de que yo soy la persona con la que voy a convivir toda la vida y es a ella a quien le tengo que ser fiel y por quien debo sentirme responsable, no me comería el demonio de la culpa.
Sin embargo, no siempre esta todo en nuestras manos.
Pero entonces, ¿Por qué me afecta?
En la sociedad en la que vivimos, la responsabilidad esta muy valorada. Las personas son premiadas constantemente por la responsabilidad que asumen ya sea en casa, en sus trabajos, con amigos, etc.
Por ello cuando decidimos no ser responsables de algo, sentimos culpa o ansiedad por aquello que pudimos hacer y no hicimos.
Pero tenemos que tener en cuenta que solo somos responsables de nuestros actos y debemos de poner límites sobre la responsabilidad que asumimos de situaciones externas que no podemos controlar.
Suelta y queda libre de responsabilidad
Si he logrado actuar como quería, si siento que he dado lo mejor de mí, si considero que mis actos son un reflejo de lo que soy y me gusta cómo se me ve, estaré en el lugar que me permitirá saber y reconocer que más allá de esto no hay malas emociones que puedan perseguirme. Todo lo demás está de más.
No podemos culpar a nadie de lo que nos ocurre o de nuestros fracasos, el único responsable eres tú. Tú has de decidir como inviertes tu tiempo y tus acciones, eso es ser responsable.
Si ya has podido establecer donde están tus limites de responsabilidad, entonces tus acciones hacia los demás no te generaran emociones negativas de culpa y ansiedad y serás consciente de la ayuda que has podido ofrecer, pero sin hacerte responsable de ello.