El control de esfínteres es fundamental, es normal no tenerlo en los primeros meses de vida pero este se va desarrollando poco a poco, sin embargo debes saber que no todos los niños lo adquieren en el mismo momento, por diferentes razones que solo un profesional podrá determinar.
El tener dificultades en relación al control de esfínteres cuando se supone que ya se debe tener un control voluntario puede ocasionar problemas en el área social, familiar y personal, por eso es importante que si tenemos dudas, consultemos con un profesional sobre el tema.
Todo niño pequeño tiene micciones involuntarias, durante su primer año de vida, su vejiga se vacía sin intervenir en el control cortical, pero ya entre los 18 meses y 3 años se va desarrollando el control voluntario de las micciones.
No todos los niños alcanzan dicho control a la misma edad, algunos tardan un poco más que otros, pero lo normal es que ya a los 5 años de vida tengan un control urinario nocturno.
De la misma manera es normal que a un niño pequeño se le escapen las heces, a los 3 años les pasa al 16% de ellos más de una vez por semana, pero ya a los 4 años de vida solo un 3% pasan por esto. Lo normal es que la continencia fecal no sobrepase los 4 años.
Si notas que el niño ha sobrepasado las edades correctas en las que ya debería tener un control de esfínteres, seguramente padece de algunas dificultades las cuales son conocidas como “Enuresis” y “Ecopresis”, conoce sobre ello.
Es la emisión involuntaria de la orina, que puede ser causada por distintos factores que deben estudiarse para identificar y poner en práctica la solución correcta o adecuada. Puede distinguirse de diferentes maneras:
En caso de una enuresis es necesario distinguir qué tipo es, el momento en que ha iniciado, factores básicos que han contribuido a su aparición (problemas en el hogar, rechazo, estrés, etc.), síntomas de otras enfermedades, entre otros aspectos. También será necesaria una exploración física para descartar trastornos neurológicos ocultos. Dependiendo del tipo de enuresis también será necesario exámenes complementarios.
Es la expulsión involuntaria de heces formadas, semiformadas o liquidas de manera repetitiva en la ropa o el suelo, que ocurre como mínimo una vez al mes durante por lo menos tres meses. No debe confundirse con la incontinencia fecal, ya que esta es la expulsión involuntaria de heces pero como resultado de lesiones anatómicas, malformaciones anales, mielomeningocele, entre otras enfermedades.
Algunas señales de este trastorno es el rechazo del niño hacia el inodoro, la defecación de pie en el baño, en algún lugar oculto o inadecuado, niega u oculta el hecho, mancha sus manos, etc.
Primeramente debes saber que para que el niño logre alcanzar un control de esfínteres debe caminar, comprender y expresarse verbalmente, así mismo no tener problemas anales y uretrales en cuanto al desarrollo, etc.
El momento adecuado para iniciar el entrenamiento para el control de esfínteres, es aquel en el que el niño percibe que ha orinado y evacuado e informa al adulto, retiene heces y orina por un rato o percibe la sensación unos segundos antes de la expulsión o durante el acto avisa pero es incapaz de retenerse.
También es señal de que el niño ya está preparado para la práctica cuando permanece seco durante varias horas o expresa señales visibles de prepararse para expulsar el orine o las heces.
Si el niño cumple con lo mencionado anteriormente puede comenzar el entrenamiento, ayúdalo con el uso de la bacinica, comienza por enseñarle a sentarse y bajarse la ropa interior, mantenlo allí durante algunos minutos y vuelve a vestirlo, explícale sin luchas ni regaños que debe hacer lo mismo cuando sienta necesidad de orinar o defecar, anticípale la necesidad de orinar y evacuar con el uso de la bacinica cuando creas que es necesario hasta que aprenda y lo haga por sí solo. Así mismo entusiasma a usar el sanitario, adapta de manera cómodo para él y enséñale las normas de higiene al usarlo.
La mejor opción es acudir al médico, esta persona con su ayuda identificará el tipo de enuresis o encopresis que está padeciendo el niño, le orientara sobre cómo ayudarlo y reaccionar a cada episodio desagradable de defecación y micción involuntaria sin que el niño se vea afectado y empeore su situación o problema.
Muchas veces una visita al psicólogo es suficiente, ya que utilizan técnicas y métodos personalizados según la condición específica del niño o la niña, considerando que no siempre es un problema físico sino mental.
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