Así como hay hábitos que provocan enfermedades físicas como la obesidad, diabetes, problemas circulatorios, musculares… también hay muchos que se ven reflejados en la mente. Por esta razón si eres una persona que se preocupa por su salud y la de los suyos te invito a que puedas prestar atención al siguiente artículo ya que probablemente no estés teniendo una rutina muy saludable.
5 Hábitos para una mente sana
Al igual que todo profesional en el sector salud debo mencionar que el principal consejo es tener un control médico. En otras palabras uno de los mejores hábitos que puedes adoptar es hacer visitas al psicólogo según éste lo recomiende.
Así que lo primero que te recomendamos es hacer una cita con un profesional para que te haga un análisis y te diga que tan bien estás con tu salud mental. Además de ese hábito, hay otros 4 que te van a interesar.
1. Duerme bien
Recuerda que nuestro cuerpo está diseñado para dormir alrededor de 8 horas, no dormir bien puede desencadenar una serie de problemas tantos físicos como mentales que a final de cuentas tendrá un efecto gravoso en tu mente.
No dormir bien genera más estrés de lo normal, fatiga, te cuesta percibir la realidad debido al cansancio ¡El cerebro al igual que el cuerpo necesitan descansar! Por eso te invitamos a respetar este tiempo de sueño.
Si hay cosas que no te permiten descansar bien es importante tratar con ellas y hacer todo lo que esté en tu alcance por crear un hábito de descanso idóneo. Al comienzo puede ser difícil, pero como todo hábito una vez que tu cuerpo se va adaptando se hace más fácil.
Por otro lado dormir mucho tampoco es bueno, esto puede ser señal de depresión o valores desequilibrados de tu cuerpo. Es importante acudir a un especialista, ya que dormir mucho te hace tener menos contacto con la realidad y cuando te encuentres en ella te puedes sentir como un extranjero, trayendo problemas incluso en el relacionamiento con otras personas.
2. Dominio propio
Ser una persona con dominio propio cada día te va ayudar a tener una rutina de vida más tranquila, ya que muchas de nuestras reacciones afectan nuestra mente y cuerpo. Controlar la ira, la ansiedad, el deseo por querer algo que te hace daño (alguna adicción)… educa a tu mente a que debe estar tranquila y en paz.
Crea hábitos para ejercitar el dominio propio, como por ejemplo ejercicios de respiración ¡Es lo principal! Así no solo vas a oxigenar tu cerebro si no que todo tu cuerpo y mente podrán estar más tranquilos.
Si has sido una persona con poca disciplina, colocar algunas reglas y luchar cada día por cumplirlas te puede ayudar a desarrollar el dominio propio, por ejemplo: no salir del cuarto sin hacer tu cama, lavar los platos luego de comer, bañarte en horas incómodas, etc.
Por el contrario si consideras que has sido excesivamente disciplinado y de cierto modo esto te roba la tranquilidad, los ejercicios de respiración, unas vacaciones, reglas menos estrictas te pueden hacer bien. Y es que debe haber un equilibrio, el dominio propio es la capacidad de poder determinar cuando estamos saliendo de ese equilibrio y movernos nuevamente al punto correcto sin importar lo que nuestros impulsos quieran ordenar.
3. Alimentación y ejercicios
Un error de muchas personas que consideran que necesitan mejorar su salud mental, es centrar todo en la mente. Se sabe que aunque es importante atacar el problema directo, una obsesión por dicha área solo agrava más la situación. Es como aquellas enfermedades que se agravan más por la preocupación donde se genera un bucle casi infinito y cada vez empeora la situación: tienes la enfermedad, te preocupas por ella, la preocupación la agrava, ahora la enfermedad agravada te preocupa más, por lo que la preocupación agrava mucho más… y así hasta que logres cortar el ciclo ¡Si es que te determinas hacerlo!
Por ello es que te debes concentrar también en otras áreas que además de ser saludable de forma directa o indirecta con el problema, te desconectan de cierto modo de ese ambiente, como por ejemplo tener una buena alimentación y hacer ejercicios.
Esto no solo ayudará a tu cuerpo y a tu mente, que bien lo hace. Sino que te hará por un momento olvidar que estás tratando algún problema emocional lo que desvía tu atención sanamente evitando la ansiedad y excesiva preocupación.
4. Trata las situaciones de riesgo
Todos tenemos situaciones en la que estamos más propensos en caer en ansiedad, preocupación, afán, depresión… o cualquier otra consecuencia. Debes crear hábitos que te alejen de ellos al mismo tiempo que de ser posible trabajes para que cuando sea inevitable puedas tener una posición más sólida y sana para ti.
Por ejemplo, si las deudas te desequilibran emocionalmente, lo mejor que puedes hacer es trabajar en tus finanzas con educación y responsabilidad para crecer a tal punto que las deudas se mantengan lejos de ti. Sin embargo nunca sabemos cuando pueda llegar una crisis que por muy educados o preparados que estemos haga que adquiramos deudas, por ello anteriormente es importante que trabajemos junto a un profesional el control y dominio durante estas situaciones aunque aún no haya llegado.
¿Te animas a mejorar tu salud mental?
Espero tu respuesta sea positiva, con estos hábitos de seguro a corto, mediano y largo plazo vas a notar una mejoría. Recuerda visitar a un profesional que de seguro tiene mucho más que aportar según sea tu caso en específico, pues solo hemos compartido consejos generales. No lo olvides:
- Dormir bien ¡Ni mucho ni poco!
- Desarrollar el dominio propio.
- Tener una buena alimentación y hacer ejercicios.
- No descuides las situaciones que te hacen perder el control.
Es obvio que hacer todo lo contrario a esto puede desencadenar muchos daños en tu vida, es decir, no dormir bien, ser una persona impulsiva, tener malos hábitos alimenticios, ser una persona sedentaria y no prestar atención a las áreas que más te afectan.