En artículos anteriores hablábamos de la ansiedad y partiendo del análisis de sus síntomas dábamos algunas pautas básicas para controlarla. Hoy, nos gustaría hablar sobre otro trastorno del estado de ánimo tan común en nuestra sociedad actual que no es otro que la depresión. Pero, empecemos desde el principio…
La trampa de la depresión
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno del estado del ánimo caracterizado por un estado de ánimo bajo y por la pérdida de interés hacia aquellas actividades que antes nos resultaban placenteras. Se pierde la capacidad de disfrute y con ello las ganas de hacer cualquier actividad que requiere un esfuerzo extra.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
- Insomnio o sueño excesivo
- Cansancio continuo
- Sentimiento de inutilidad o culpa
- Aumento o disminución del apetito
- Llanto y quejas verbales
- Disminución y/o eliminación de actividades agradables
En la depresión la mayoría de las emociones negativas que se sienten vienen determinadas por errores del pensamiento entre los que se encuentran:
- Opinión negativa de uno mismo: “soy muy mal estudiante”, “he fallado a mis amigos”, “soy un inútil”. Este concepto surge a menudo por comparase con otras personas que consideramos más “atractivas” que uno mismo.
- Autoculpa y autocriticismo: la persona deprimida centra su atención en las cosas que cree que hace mal. Se culpa por no hacer su trabajo como el cree que debería o cuando algo va mal, seguramente decida que todo es por culpa suya. Incluso acontecimientos positivos, lo puede transformar en negativo: “no me lo merezco”.
- Interpretación negativa de los hechos: hay una tendencia a responder de forma negativa a cualquier situación. Por ejemplo, si no encuentra un bolígrafo podría pensar “todo va en mi contra”.
- Expectativas negativas de futuro: se tiende a aceptar un futuro lleno de errores e infelicidad que es inevitable, por lo que disminuirá e incluso extinguirá cualquier esfuerzo ya que lo considerara inútil.
Pero, ¿por qué nos deprimimos?
Es una de las preguntas que más nos hacemos en relación a la depresión. A veces la causa es evidente: hemos perdido a un ser querido, estamos en el paro, hemos sufrido una serie de acontecimientos negativos muy seguidos… sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, los pacientes no encuentran una razón suficiente como para explicar su sufrimiento y eso genera más malestar.
Para que una persona llegue a deprimirse en necesario que se produzcan cambios vitales en su entorno que se perciban como muy desagradables. Se habla de la pérdida de reforzadores, la persona pierde algo que consideraba muy valioso y apreciado, como por ejemplo, un empleo, un cambio de ciudad o la propia autoestima.
Al no afrontar esa situación, comienzan a albergar en la mente pensamiento negativos sobre uno mismo, el mundo y el futuro. Son pensamientos destructivos que en poco tiempo llevan a que la persona opte por quedarse encerrado, sin hacer nada o tirado en la cama.
Es aquí donde la depresión nos hace entrar en su trampa y nos encierra en su espiral, donde una vez dentro, es difícil salir si no somos conscientes de la importancia de nuestros pensamientos, emociones y acciones.
La trampa funcionaria de la siguiente manera: la persona tiene pensamiento negativo sobre si mismo “nunca encontraré un trabajo digno”, esto genera sentimiento de tristeza y desesperanza que nos lleva a que perdamos el interés por cualquier actividad. Al no realizar ninguna actividad, no salir o no buscar trabajo estamos confirmando el pensamiento negativo, pues estoy tirado en la cama sin ganas de hacer nada. Además esta actitud supone mayor pérdida de reforzadores: pérdida de amistades, pareja, dinero…
Por lo que este círculo vicioso es importante cortarlo en uno de sus puntos para salir de ese estado depresivo.
¿Qué puedo hacer para salir de la trampa de la depresión?
Aquí os dejamos algunas pautas:
- Actívate realizando actividades que te gusten, quizá esas actividades hace tiempo que no las haces, pero que en el pasado te resultaban gratificantes.
- Identifica tus pensamiento negativos y regístralos por escrito
- Corrige los pensamientos con una visión más realista: ante un pensamiento como “mis amigos ya no me llaman porque no les importo”, ofrece una visión más realista “no me han llamado porque están ocupados”
- Soluciona los problemas difíciles: divídelo en pasos pequeños y plantee un plan de acción para cada uno de ellos. Los grandes problemas pueden convertirse en pequeños de esta forma.
“La depresión es una prisión en la que eres tanto el prisionero como el cruel carcelero” Dorothy Rowe.