El miedo a la oscuridad, que hoy tratamos en este blog, es uno de los miedos más frecuentes y recurrentes en la infancia. Se trata de un miedo evolutivo, que aparece en torno a los 3 años con el desarrollo de la imaginación. En situaciones normales, el miedo tiende a desaparecer, sin embargo, si no se supera, puede llegar a convertirse en una fobia.
Mi hijo tiene miedo a la oscuridad
El miedo puede nacer después de que haya visto algún libro, una película o algún cuento cuyas imágenes le hayan podido asustar, pero una experiencia o simplemente, su propia imaginación puede despertarlo.
El miedo a la oscuridad, normalmente, aparece a la hora de ir a dormir, aunque también puede aparecer durante el día cuando apenas hay luz exterior y las luces de casa están apagadas. Se suele identificar por situaciones similares a la siguiente:
“Llega la hora de dormir y mi hijo no quiere y empiezan las rabietas y lloros. Esto retrasa la hora de irse a dormir y disminuye el tiempo de descanso de todos. Se despierta a media noche llamándonos y viniendo a dormir a nuestro dormitorio. Reclama constantemente nuestra atención. No sólo se comporta de esta manera con la hora de ir a dormir, hay otras situaciones en las que nos necesita para sentirse seguro.”
Los niños suelen relacionar la oscuridad con la soledad. También la poca visión, les hace sospechar que hay personas desconocidas o monstruos escondidos en el armario o debajo de la cama. Un simple ruido puede despertar una nueva amenaza que viene de algunas de sus “sospechas”.
Sin embargo, es importante, diferenciar el miedo a la oscuridad de la inquietud. En este último caso, la oscuridad representa en el niño, el fin del día, separación de los padres, el fin del juego y de hacer cosas divertidas.
¿Qué áreas se ven afectadas?
La fobia a la oscuridad puede llegar a interferir en la vida del niño a nivel familiar (discusiones), social (miedo y vergüenza al ir a dormir a casa de sus amigos), escolar (cansado e interfiere en estudios) y personal (encadena nuevos miedos y afectación de la autoestima).
La hora de irse a dormir se convierte en una “batalla” entre los padres y el menor, puede llegar a transmitir el miedo a otros hermanos, y se convierte en un obstáculo para su desarrollo autónomo, ya que insistirá en dormir en la cama de los padres.
¿Cómo es el tratamiento psicológico?
En el tratamiento psicológico, el papel de los padres es crucial.
Una de las estrategias más utilizadas para ayudar al niño a familiarizarse con la oscuridad es mediante el juego, ayudándolo a darse cuenta, que la noche puede ser divertida.
En cuanto a los progenitores, se les proporciona información acerca del miedo, como se adquiere y lo más importante, se detectan aquellos factores que están favoreciendo el mantenimiento del problema. De modo que se les proporciona herramientas para saber cómo comportarse ante las reacciones de miedo de sus hijos y qué patrones disfuncionales hay que cambiar para romper con el miedo y cuales aumentar para reforzar la capacidad de autonomía del niño.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo a superar el miedo a la oscuridad?
- Crear una rutina de sueño
- Buscar juegos divertidos para el niño que puedan hacer durante el día en la oscuridad
- Se puede recurrir a un peluche que el niño considere su “protector”
- No amenazar al niño con su miedo cuando su comportamiento no sea adecuado
- Si el niño busca la atención una vez está en la cama, es recomendable no encender la luz de su habitación
- Reforzar al niño cada vez que logre superar una situación que le atemoriza.
Para finalizar os dejo un video donde podéis ver como se hacen sombras chinas y practicar con los peques de la casa: